La contaminación acústica se ha convertido en una verdadera amenaza para la sociedad. En 2007, luego de una serie de anteproyectos, entró en vigencia la ley 1367, conocida como “la ley del ruido”. Esta ley hace interesantes precisiones respecto a la forma en que deben regularse los distintos tipos de ruido que afectan de forma nociva a las personas, incluyendo el ruido industrial. Ahora están comenzando a legislar las comunidades autónomas.
Por un lado, el ruido industrial afecta directamente a los trabajadores y, por el otro, al entorno directo del lugar donde se desarrollan los trabajos industriales. La ley del ruido contempla soluciones específicas para las fábricas o locaciones donde se desarrollen trabajos industriales y una reglamentación estricta sobre la ubicación e implementación de las nuevas fábricas a instalarse.
Siendo el ruido industrial uno de los principales causantes de la contaminación acústica, las medidas consignadas por la ley del ruido constituyen un beneficio implícito para todos, ya que al evitar que se superen los umbrales señalados como “aceptables”, se está preservando un entorno ambiental armonioso, sin ruidos excesivos que lo perturben y, por ende, perturben a la gente que habita en él.
Es tarea de todos velar por el cuido de nuestro ambiente y de nuestra salud y vigilar constantemente que las leyes que nos protegen en este sentido se cumplan.